martes, 26 de octubre de 2010

EPOCA COLONIAL, LA CONQUISTA "ENCUENTRO ENTRE DOS MUNDOS"

La Conquista de México se refiere principalmente al sometimiento del estado mexica o azteca, logrado por Hernán Cortés en el nombre del rey Carlos I de España y a favor del entonces rampante Imperio español entre 1519 y 1521. El 13 de agosto de este último año, la ciudad de México-Tenochtitlan cayó en poder de los conquistadores españoles, después de dos años de enconados intentos bélicos, políticos y conspirativos, en los que participaron activamente junto con los españoles invasores, los pueblos previamente avasallados por los mexicas, en un afán por rebelarse —aprovechando la alianza circunstancial de los recién llegados— de las condiciones de sojuzgamiento en que vivían.




La conquista espiritual se dio casi a la par que la conquista militar, pues Cortés llegó a México acompañado por un sacerdote católico: Juan Bartolomé de Olmedo. Desde entonces la iglesia fue protagonista en el país. Después, en 1523, llegan tres franciscanos: Juan de Ahora, Juan de Tecto y Pedro de Gante. Los dos primeros fallecen en la expedición de Las Hibueras, iniciando Gante su tarea en Texcoco.
En 1524 aparecen los franciscanos llamados “doce”, un grupo conformado por frailes como Martín de Valencia y Toribio de Benavente. En el año 1526 llegan los dominicos, los agustinos lo hacen en 1533 y los jesuitas en 1572. Siguiendo la estela de los conquistadores, todas las órdenes se expandieron por el territorio.
Estrategias utilizadas para la evangelización
  • En las escuelas instruían a los niños indígenas para convertirlos a la religión católica y que ellos a su vez rompieran las creencias “paganas” de sus padres.
  • Los frailes evangelizadores aprendieron las lenguas autóctonas y adaptaron la religión católica a éstas lenguas, en especial al náhuatl.
  • Se convirtieron en los defensores contra los malos tratos de los conquistadores y procuraron mejorar la condición de vida que tenían los indígenas.
  • Como consecuencia de que la región occidental mexicana se encontraba habitada por una gran variedad de grupos étnicos, los frailes se dieron a la tarea de nahuatlizar a estos pueblos para poder evangelizarlos.
El teatro de evangelización
Es conocido que a los indígenas les gustaba hacer representaciones en las festividades de su religión. Esto inspiró a los misioneros, ya que pensaron que éste era el medio más seguro para la enseñanza de la doctrina que los frailes profesaban.



La conquista espiritual se refiere al proceso de la cristianización de la población indígena americana en el siglo XVI mediante la evangelización o enseñanza de la religión católica. Los encargados de llevar a cabo esta labor, unas veces por convencimiento y otras por la fuerza, fueron los misioneros de distintas órdenes religiosas (franciscanos, dominicos, jesuitas, agustinos, carmelitas), algunos de los cuales acompañaron a los conquistadores desde las primeras incursiones. Además de cristianizar a los indígenas, los misioneros le trasmitían la cultura occidental, es decir, las costumbres, lenguajes y forma de trabajos europeas.
Varios misioneros notables defendieron a los indígenas de los abusos de los conquistadores del siglo XVI. Tal fue el caso de fray Bartolomé de las casas y de motolonia (fray Toribio de Benavente, 1490-1569). Los jesuitas misioneros crearon asentamiento de indígena entre Paraguay y Uruguay, en donde enseñaron con éxito la vida sedentaria y autosuficiente de los indios guaranis. Una vez consololidada la cristianización la iglesia cumplió una importante función social en las colonias, pues administraba y atendía hospitales, orfanatos, conventos y escuelas. Además de ser prestamista, era una prospera terrateniente.




















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Las instituciones y personas que gobernaron a la Nueva España durante la colonia  fueron las siguientes, en orden de importancia:
El rey. A lo largo de toda la historia colonial el rey de España fue la autoridad suprema. En la época de la conquista de México el monarca en quien recayó la responsabilidad efectiva del gobierno fue el emperador Carlos I de España y V de Alemania. Su política fue fundamentalmente absolutista, es decir, concentrando en la corona poder absoluto, de manera que la voluntad real no tenía límites legales y constituía la ley suprema. Los reyes gobernaron, pues, a México desde España basándose en los informes que recibían, interviniendo personalmente en raras ocasiones ya que delegaron la autoridad en instituciones que actuaban en su nombre. Jamás un rey de España visitó México ni ninguna otra de las colonias españolas en América
El Real y Supremo Consejo de las Indias. Fue la autoridad subordinada de más alta categoría creada por el rey para gobernar las colonias en América, con un grupo de ministros nombrados por él. Las funciones del Consejo de Indias abarcaban toda clase de asuntos, incluso los relativos al aspecto administrativo y financiero de la Iglesia en las colonias. Las decisiones, sentencias, leyes y acuerdos del Consejo representaban de la manera más directa la voluntad real, y como el rey, el Consejo gobernaba desde España, donde tenía su asiento. La autoridad del Consejo era, pues, enorme y comprendía, para decir en términos actuales, la correspondiente a los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.
La Audiencia. Durante La Conquista y su consolidación fue Hernán  Cortés quien gobernó en la Nueva España, sin embargo muy pronto el rey lo privó de su autoridad al establecer un órgano gubernamental superior que se llamó la Audiencia de México. Este órgano, como el Consejo de Indias, estaba integrado por varios magistrados llamados oidores, fungiendo uno de ellos como presidente de la Audiencia. En términos generales, las funciones de este órgano eran una mezcla de poderes, porque no sólo gobernaba en lo político y en lo administrativo, sino que también era un tribunal superior en asuntos civiles y criminales.
En la Nueva España hubo Audiencia antes de la creación del cargo de virrey, y en ese tiempo fue la autoridad más alta de la colonia, aunque, desde entonces, su poder no incluía asuntos militares, ya que estos correspondían al Capitán General (ejercido en un principio por Hernán Cortés) ni asuntos relativos a la hacienda y los impuestos, que estaban al cuidado de funcionarios llamados oficiales reales. El gobierno de la primera Audiencia fue desastroso por los terribles abusos que cometieron los oidores, al grado de que estuvieron a punto de provocar una rebelión. La segunda Audiencia, en cambio, fue ejemplar, de ella formó parte don Vasco de Quiroga que después fue obispo de Michoacán y un gran benefactor de los indios de esa región.
Además de la Audiencia de México existió la que se llamó Audiencia de la Nueva Galicia, o sea la de Jalisco. Residía en la ciudad de Guadalajara y era subordinada de la Audiencia de México. Ambas se mantuvieron a lo largo de toda la historia colonial.
El virrey y otros funcionarios. La pésima administración y desmanes de la primera Audiencia, entre otros factores, mostró la necesidad de que residiera en México un funcionario que representara en la colonia a la persona del monarca. El título que se le dio a ese funcionario fue el de virrey, palabra que, precisamente, quiere decir el que está en lugar del rey. Los poderes y facultades del virrey fueron muy amplios. En él se depositó toda la acción gubernamental y administrativa de la colonia que se había concedido a la Audiencia, y ésta quedó a ese respecto como un órgano que auxiliaba al virrey, puesto que éste era el presidente titular de la Audiencia. Sólo en los casos en que faltaba el virrey por muerte u otra circunstancia, la Audiencia recobraba provisionalmente su poder mientras el nuevo virrey tomaba las riendas del gobierno. El poder de la Audiencia como tribunal de justicia quedó intacto, porque en esos asuntos el virrey no tenía facultades. El virrey, además, ostentaba el cargo de capitán general y era el jefe supremo en asuntos militares. En una palabra, el virrey fue la autoridad local suprema y su poder subsistió durante todos los años de la historia colonial. Del virrey dependían una multitud de empleados y autoridades subalternas por medio de las cuales gobernaba el enorme territorio bajo su mando. De esas autoridades las más importantes fueron los alcaldes mayores y los corregidores, que residían en las principales ciudades de provincia. En la época final de la colonia, las extensas regiones del norte del virreinato fueron sujetas a gobiernos especiales llamados Comandancias de las Provincias Internas, y además todo el territorio de la colonia fue dividido en porciones que se conocían con el nombre de Intendencias. Los funcionarios que gobernaban las nuevas entidades le restaron poder a los virreyes, aunque éste fuera de todos modos el jefe supremo.
Visitadores. Eran enviados del rey, investidos de gran autoridad y su labor era la de inspeccionar y revisar la conducta de las autoridades, virrey incluido, y de imponer suspensiones y penas. Generalmente los visitadores eran enviados cuando ocurrían alborotos graves que alteraban la tranquilidad y el orden públicos, cuando había sospecha de malos manejos financieros, o cuando estaba en peligro la fidelidad de la colonia al rey, como en el sonado caso de la llamada "Conjuración del marqués del Valle" que fue el intento del hijo de Hernán Cortés y de un grupo de encomenderos ricos de separar la Nueva España para convertirla en un reino independiente o cuando José de Gálvez, villano visitador se encargó de la expulsión de los jesuitas.
Juicio de residencia. Más que una institución era una instancia y consistía en una investigación pública acerca del modo en que un empleado o un funcionario habían desempeñado su cargo, particularmente acerca del manejo de la hacienda. En casos importantes, como eran los relativos al gobierno y honradez de los virreyes, la investigación la llevaba a cabo un juez especial enviado desde España. El juicio se llamaba de residencia, porque se llevaba a cabo en el lugar en que había residido el funcionario enjuiciado y porque no se podía ausentar de él sin dejar un apoderado que respondiera a los cargos.
Ayuntamientos. A las ciudades y pueblos se les reconocía personalidad como entidades independientes en todo lo relativo a sus intereses particulares. Para la representación legal y administración de esos intereses las ciudades o pueblos tenían unos funcionarios y empleados que, reunidos en un cuerpo de gobierno, tomaban el nombre de ayuntamiento, porque esta palabra significa, precisamente junta o reunión de personas. A los ayuntamientos, pues correspondía resolver, reglamentar y ejecutar todo lo concerniente a la vida de la ciudad y a su desarrollo físico. Es imposible enumerar la multitud y gran variedad de asuntos que caían bajo el gobierno del ayuntamiento, pero para dar una idea de ello pueden decirse que, en términos generales, eran los que hoy corresponden a los gobernadores actuales.
Puesto que la ciudad de México era la mayor y principal de todas las ciudades de la Nueva España, su ayuntamiento también gozó de igual preeminencia. Pero a este respecto es muy necesario subrayar el otro motivo de su importancia en la vida de la colonia. En efecto, como el ayuntamiento era una autoridad que no procedía directamente del rey, sino que era de origen local y representativa de los colonos, inevitablemente se convirtió en el órgano defensa de los intereses de aquéllos en la creciente pugna con los intereses cada vez más absorbentes de la corona. Y fue así que, encabezando a los ayuntamientos de las otras ciudades, el de México adquirió una fuerza política y social a cuyo amparo se incubaron los anhelos de libertad y de independencia.

Evangelización, Real Patronato e Iglesia
La evangelización fue otro de los grandes acontecimientos del siglo XVI . Se inició con la llegada del clero regular, de cuyos pasos quedaron huellas en diversas regiones de nuestro país. Los primeros misioneros fueron los franciscanos, luego llegaron los dominicos, los agustinos, los jesuitas y más tarde otras corporaciones llamadas congregaciones menores. La fundación de pueblos y misiones trajo consigo el surgimiento de escuelas, monasterios, parroquias, etc.
La capacidad racional de los indígenas y el derecho para recibir los sacramentos, tener libertad e instrucción fueron reconocidos por la bula Sublimis Deus, expedida en 1537 por el papa Paulo III.
En el siglo XVI se estableció también el clero secular, integrado por obispos, presbíteros o curas, fiscales o alcaldes de doctrina y doctrineros; el primer arzobispo de la Nueva España fue fray Juan de Zumárraga (1546). Su autoridad superó a la del clero regular.
Entre otras instancias, su injerencia se observa en los tribunales del Santo Oficio. Los primeros representantes de la Inquisición llegaron en 1527. Su labor principal era perseguir y procesar a quienes ponían en peligro a la fe (judaizantes, musulmanes, infieles y herejes) y, de acuerdo con la cédula real de 1569, se estableció en las Indias a partir de 1571.
Durante la Colonia y a partir de los reyes católicos, el absolutismo implicó la unidad territorial, política y religiosa en sus dominios. Esta unión debía manifestar el predominio monárquico sobre cualquier institución y, en el caso de la Iglesia, se logró mediante el Real Patronato, es decir, en el reconocimiento o legitimidad que los Papas (1493-1508) habían concedido al poder temporal de los reyes. El Patronato Real hizo de la Iglesia otra rama del gobierno.



La dualidad del orden
Si bien la vida nova hispana giró alrededor de las instituciones inspiradas en modelos españoles, en muchas partes se mantuvieron los vestigios del mundo prehispánico en cuestiones tan importantes como el orden interior de los pueblos indígenas, conocimientos de la naturaleza y recursos, así como diversas técnicas y artes.
Por otra parte, la Conquista acentuó la dispersión de los naturales, por el consecuente descenso de la población como resultado de la guerra, el hambre y la explotación y, sobre todo, por las enfermedades; entre 1550 y 1605, por ejemplo, la población disminuyó de manera impresionante por epidemias.
En la sociedad colonial. Hubo una marcada diferenciación por estamento. Cada grupo étnico de indios, españoles, negros y castas, estaba protegido por una legislación que dificultó una movilidad social y determinó su permanencia en estamentos específicos; los novohispanos tenían jurisdicciones especiales que reglamentaban desde su forma de vestir hasta sus derechos políticos.
En el siglo XVII se distinguía una dualidad, la del orden. La organización social y política dio sitio a la " república de españoles " y la " república de los indios "; para una y otra se aplicaban las disposiciones que tanto desde la metrópoli como desde los propios territorios americanos se dictaban, esto es, el llamado derecho indiano.
Excluidos del orden de " repúblicas ", mestizos, castas y negros vivieron cerca de o entre los blancos e indígenas. Legalmente no podían aspirar a puestos reconocidos como " honrosos ", pero al convivir con criollos -hijos de españoles nacidos en América- y españoles se asentaron en villas, ciudades o pueblos, trabajaron para ellos y alcanzaron a veces una situación jurídica mejor que la de los indios. Aun así, se les señaló como la " plebe " y, a excepción de los hijos legítimos de mestizos y mulatos, se les dificultó una movilidad social.







           
ADMINISTRACION TERRITORIAL.
En los primeros años de la colonia, los españoles aprovecharon los límites geográficos de la organización de los pueblos prehispánicos; Reino de México; Reino de Michoacán y Reino de Tlaxcala, ahora con la denominación de provincias. Conforme pasaba el tiempo nuevas expediciones descubrían y colonizaban más territorios, a los que se les asignaban otros nombres.

        Pero al instituirse el Virreinato de Nueva España, el territorio quedó dividido en cuatro provincias: Michoacán, México, Guazacualco (Coatzacoalcos) y la de los Mixtecas. Esta división no abarcaba todo el territorio ocupado debido a que los colonizadores continuaban explorando y conquistando nuevas regiones. Hacia mediados del siglo XVI se constituyó la Audiencia y Cancillería Real de México en Nueva España, con sede en la ciudad de México, que comprendía el territorio descubierto en la parte norte de México y una parte de América Central. Al poco tiempo se formó la Audiencia de Centroamérica, independiente de la de México. De ésta dependían al principio las provincias de Chiapas, Yucatán y Cozumel; pero al poco tiempo pasaron a formar parte de la Audiencia de México, lo mismo que la de Tabasco. Se formó también en Guadalajara la Audiencia de Nueva Galicia, dentro de la cual quedaron circunscritas Culiacán y Colima.

        El virreinato quedó dividido entonces en dos grandes porciones: Audiencia de México y Audiencia de Guadalajara, las que a su a vez se subdividían en gobernaciones, corregimientos y alcaldías mayores. La división política y administrativa que perduró desde finales del siglo XVI hasta parte del XVIII, organizaba al virreinato en 23 provincias mayores; cinco formaban el Reino de México, tres el Reino de Nueva Galicia, dos la Gobernación de la Nueva Vizcaya y tres la Gobernación de Yucatán. Esta fue la organización que sirvió de base para las divisiones posteriores.

        A finales del siglo XVIII, Carlos IV estableció el sistema de Intendencias, es decir, en la nueva división territorial ejercía jurisdicción un nuevo tipo de funcionarios: los intendentes. Se organizaron en total 12 intendencias: México, Puebla de los Ángeles, Nueva Veracruz, Mérida de Yucatán, Antequera de Oaxaca, Valladolid de Michoacán, Santa Fe de Guanajuato, san Luis Potosí, Guadalajara, Zacatecas, Arizpe (Sonora y Sinaloa) y Durango. Todas ellas tomaron su nombre de la ciudad que fue su capital. La ordenanza real que dio origen a las intendencias consideraba además tres provincias: Nuevo México, Alta o Nueva California y Baja  o Vieja California; y una gobernación, Tlaxcala.

Estos territorios fueron gobernados de acuerdo con la siguiente jerarquía: el Rey de España, quien ejerció un poder absoluto, despótico y patriarcal; desarrollo un gobierno centralizado para facilitar el control de las colonias. Su autoridad alcanzaba a todos los órdenes del gobierno, en lo civil y en lo eclesiástico. Designaba personalmente a los más altos funcionarios y ratificaba a los que eran nombrados en los dominios de América.

Luego seguía el Consejo de Indias, establecido en 1524 con la finalidad de auxiliar al rey en la administración de los reinos y provincias de ultramar. El consejo de encargaba de dictar las ordenanzas y disposiciones aplicables en los dominios indianos, disponía sobre la Real Hacienda, otorgaba licencias para diversas actividades económicas y ratificaba los nombramientos del virrey. Además, desempeñaba la función de tribunal supremo y conocía las quejas contra las principales autoridades de los dominios de ultramar.

En tercer lugar estaba el virrey, quien fungía como representante directo del rey, jefe supremo de la administración colonial, capitán general y gobernador de la Nueva España, presidente de la Audiencia de México, vicepatrono de la iglesia y superintendente de la Real Hacienda. El virrey se encargaba de nombrar a las autoridades regionales, de otorgar Mercedes (el virrey otorgaban a las personas que habían dado un servicio a la Corona) de tierras como recompensa por servicios prestados, de construir obras públicas, de ejecutar las decisiones de la Real Audiencia, de vigilar la cobranza de las rentas reales, de ordenar la acuñación de moneda y de dirigir el ejército.

En el cuarto lugar aparece la Audiencia, compuesta por un presidente (el virrey), por oidores; ejercían gran autoridad y controlaba las iniciativas del virrey; lo asesoraba y, en ocasiones, asumía el gobierno durante su ausencia.

Los gobernadores fueron los funcionarios encargados de regir los reinos y provincias del virreinato, dependían del virrey de Nueva España y sus poderes y facultades eran semejantes a los de éste, pero sólo en los aspectos políticos y administrativos. También se introdujeron los corregidores con el propósito de que administraran los pueblos de indios, que tributaban directamente a la Corona española.

Desde el siglo XVII, los corregimientos y las  alcaldías mayores se confundieron. Los  corregimientos y las  alcaldías mayores ejercían un poder muy amplio en sus distritos; entre sus funciones estaban recolectar el tributo de los indígenas, vigilar a los encomenderos, dictar disposiciones acerca de caminos y transportes, e intervenir como representantes de las autoridades centrales en el gobierno de las ciudades y villas de españoles y de los pueblos de indígenas.

Para gobernar las ciudades y villas de españoles y los pueblos de indígenas se estableció el Ayuntamiento o Cabildo, cuya sede era la alcaldía mayor o regimiento. Los funcionarios de los cabildos o ayuntamientos eran los alcaldes ordinarios, facultados para juzgar y decidir en casos menores, y los regidores, encargados de la administración y de los servicios públicos de la localidad.

La república de indígenas estuvo gobernada por el cacique; un gobernador, especie de corregidor o alcalde mayor indígena; uno  dos alcaldes, varios regidores y un número variable de funcionarios inferiores, como mayordomos, escribanos y alguaciles. Las principales funciones del indígena consistieron en cobrar tributo y organizar la policía local.

PRODUCCIÒN COLONIAL.
1.       las potencias metropolitanas eran eminentemente agrícolas y su intercambio exterior estaba limitado a un número determinado de comestibles exóticos y productos suntuarios, destinados a los grupos de poder político y económico, y a ciertas materias primas y materiales;
2.  la precariedad de los medios de transporte.
Las potencias coloniales buscaron en América los productos tradicionales del comercio de la época: oro, metales y piedras preciosas, azúcar y cultivos tropicales, especias y pieles, productos del mar y materiales para la construcción naval. Pero el descubrimiento de yacimientos de oro y minerales preciosos fue la preocupación principal de todas las potencias europeas. El desarrollo de las otras actividades comenzó en aquellas tierras en las que quedó, por lo menos temporariamente, descartada la posibilidad de descubrir metales preciosos. España tuvo más éxito que ningún otro país en esta empresa y allí radica, entre otros factores, la causa de su preponderancia en el siglo XVI.
Los factores que determinaron la localización geográfica de las poblaciones coloniales y las empresas productoras, fueron principalmente dos:
1.       los recursos naturales
2.  la distancia
Salvo en el caso casi exclusivo de los metales preciosos, sólo se explotaron los recursos naturales vecinos a las vías marítimas y fluviales o lacustres con acceso marítimo. El factor distancia impedía la explotación de los recursos ubicados en el interior del continente y alejados de las vías fluviales de navegación, porque los costos de transporte eran tan elevados que encarecían exclusivamente el precio de los productos en los centros de consumo. Esta gravitación del factor distancia como determinante principal de la localización de la actividad económica explica, entre otras razones, el bajo grado de desarrollo alcanzado por el actual territorio argentino durante la época colonial. La mano de obra fue, en última instancia, un factor móvil que fue trasladado conforme a las exigencias de la producción.
El tipo de productos buscados y el factor distancia fijan los límites a la extensión de la ocupación territorial. La accesibilidad a los medios de transporte acuático, condiciona la profundidad de la ocupación territorial.











MESTIZAJE.

Familia mestiza del XVIII. El mestizaje no se limitó a la etapa de la conquista.
A diferencia de otros colonizadores como los ingleses, que no admitían el mestizaje por considerar impuras otras razas que no fuesen la suya, el español carecía de prejuicios racistas y por ello se formaron matrimonios mixtos de hombres españoles con mujeres indígenas, esto por otra parte era lógico teniendo también en cuenta que las mujeres españolas siempre fueron escasas en América. El ejemplo clásico es el de la Malinche, la amante de Hernán Cortés, con quien incluso tuvo un hijo, Martín Cortés, que no hay que confundir con su hijo legítimo del mismo nombre. Hoy en día, gracias al mestizaje, la población de los países hispanoamericanos comparten antepasados indígenas, europeos y africanos, en diversos grados.

CONCLUSIONES…
BUENO DESDE MI PUNTO DEVISTA YO PIENSO QUE FUE UN ABUSO DE PODER DE LOS ESPAÑOLES Y UN POCO DE IGNORANCIA DEPARTE DE PARTE DE LOS HABITANTES DE AMERICA O LO QUE FUE DESPUÈS LA NUEVA ESPAÑA YA QUE BUENO ELLOS ERAN PERSONAS DEMASIADO INTELIGENTES PERO SE DEJARÒN ENGAÑAR EN EL SENTIDO DE LO QUE FUE CUANDO LLEGO HERNAN CORTÈS PUES ELLOS PENSABAN Y TENÌAN LA IDEOLOGIA EN QUE ERA SU GRAN DIOS Y PUES POR ELLO LOS ESPAÑOLES O EN ESTE CASO HERNAN CORTES SE APROVECHO, FUE ALGO MUY INJUSTO YA QUE PUES DESPUÈS DE SU CONQUISTA OBVIAMENTE TRANSFORMO LA IDEOLOGIA DE ESE LUGAR DE UNA FORMA RADICAL, SE ESTABLECIO Y FUE IMPARTIDA UNA NUEVA RELIGIÒN LA CATOLICA, SE PASO DE LA CREENCIA DE DIOSES DE LA NATURALEZA A DIOSES QUE NISIQUIERA SE CONOCIAN, LO QUE HA QUEDADO CLARO Y SIEMPRE SERA ASI AUNQUE LOS ESPAÑOLES TACHABAN LOS AZTECAS DE IGNORANTES Y VESTIAS PUES NOS QUEDA CLARO QUE NO ES ASI YA QUE HAY MUCHAS PRUEBAS HACERCA DE SU CONOCIMIENTO EN CUALQUIER AMBITO QUE LO VEAMOS ERAN DEMASIADO INTELIGENTES , SOLO QUE COMO MENCIONE ANTES PUES LOS ENGAÑOS DE LOS ESPAÑOLES RESULTARÒN EN SU AZAÑA POR CONQUISTARNOS.
EQUIPO 4
INTEGRANTES :
RICON DOTOR LAURA DENISSE
HURTADO CHAVEZ ITZEL
PATLANI MEXICANO BRENDA
PINEDA PATIÑO YANINA
SANCHEZ VILLANUEVA EVELYN
MICHEL IVAN
JESSICA
DHAMAR
JESUS MANUEL
GRUPO: 1IM5 TURNO MATUTINO